Salte la navegación

Monthly Archives: octubre 2009

Dos malandros llegan al cerro y entran en un rancho, arrastrando a un tipo. Adentro, un Chino de 1,90m y 120 kg. Mezcla de Mongol con Ruso, limpiándose las uñas con un puñal enoooorme.

-El jefe pidió que te cojas por el culo a este imbecil, para que aprenda a no hacerse el macho con nuestra banda. – Dijo uno de los malandros.

– Déjenlo ahí en un rincón, que mas tarde me encargo de él.  – Dijo el Chino.

Cuando los malandros se van el tipo dice: – Por favor Señor Chino, no me haga eso, después de cogido mi vida se termina, tenga piedad por el amor de Dios. – Cállate la boca y quédate quietecito ahí.

Al rato vuelven los malandros con otro más. – Chino, el jefe pidió que a este, le cortes las dos manos y le perfores los ojos, para que aprenda a no tocar el dinero de la venta de drogas. – Déjalo ahí que dentro de un rato me encargo. Una hora después traen otro pajuo. – Chino, a este le cortas el huevo y la lengua para que nunca más se meta con las mujeres del barrio – Tá güeno déjalo ahí en el rincón con los otros. Finalmente traen a otro. – Chinazo, a este lo cortas en pedacitos y mandas cada pedacito para la familia. En ese momento, el primer tipo le dice al Chino, en voz bien baja: – Señor Chino, por favor no se confunda. ¡¡Al que vas a coger por el culo es a mí!! ¿OK?

Moraleja: A medida que conoces los problemas de los demás, te das cuenta que el tuyo no es tan grave.

Enjoy !! (Este me lo envio Etna)

Este post está dedicado a las personas que nacieron entre 1970 y 1988. La
verdad es que no sé cómo hemos sobrevivido a nuestra infancia!!!! Mirando atrás
es difícil creer que estemos vivos: viajábamos en autos sin cinturones de
seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de
10-12h y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con
protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y
codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en punta.

No había celulares!!!!. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo
metido en una mochila o bolsón que rara vez tenía refuerzo para los hombros y,
mucho menos, ruedas!! Cuantos no recogimos del suelo nuestros útiles al
romperse la mochila.

Comíamos dulces y tomábamos juguitos o «bolis», pero no éramos obesos. Si acaso
alguno era gordo y punto. Compartimos botellas de bebidas y nadie se contagio
de nada, excepto de los piojos, cosa que se solucionaba lavándose la cabeza con
vinagre caliente, rezábamos para contagiarnos de gripa o sarampión de nuestro
mejor amigo para disfrutar de las «vacaciones».

No tuvimos PlayStation, no había 99 canales de televisión, pantallas planas,
sonido surround, mp3s, ipods, computadores e Internet, pero nos lo pasábamos de
lo lindo tirándonos globos con agua, o jugando con los playmobil. Y nunca
escuchamos sobre el calentamiento global.

Ligábamos jugando a la botella o a «verdad o castigo», no en un chat POR
FAVOR!!!! No era necesario tener fotoblog o hi, para saber si existíamos,
bastaba con chiflar la tonada de la pandilla o gritar como Tarzán para que toda
la cuadra saliera de sus casas, ni nos catalogábamos como otakus, emos, etc.
Éramos el apio, la ojona, la chimuela, la pecosa, o cosas asi, pero todos
pertenecíamos al mismo grupo.

Éramos responsables de nuestras acciones y acarreábamos con las consecuencias,
no había nadie para resolver eso. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y
responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

¡Felicidades!

Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, recordemos lo
bueno de la vida. Lo fácil que es ser felices, la grandeza de lo sencillo.

No necesitamos todas esas etiquetas, todas esas superficialidades, cosas,
celulares, ropa… recordemos cómo ser niños, pero sobre todo, cómo ser
libres!!!

Gracias Mara (me lo envio por email)

Enjoy !!!

Este correo está dedicado a las personas que nacieron entre 1970 y 1988. La
verdad es que no sé cómo hemos sobrevivido a nuestra infancia!!!! Mirando atrás
es difícil creer que estemos vivos: viajábamos en autos sin cinturones de
seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin air-bag, hacíamos viajes de
10-12h y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas con
protecciones, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta o patines sin casco, ni protectores para rodillas y
codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en punta.

No había celulares!!!!. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, todo
metido en una mochila o bolsón que rara vez tenía refuerzo para los hombros y,
mucho menos, ruedas!! Cuantos no recogimos del suelo nuestros útiles al
romperse la mochila.

Comíamos dulces y tomábamos juguitos o «bolis», pero no éramos obesos. Si acaso
alguno era gordo y punto. Compartimos botellas de bebidas y nadie se contagio
de nada, excepto de los piojos, cosa que se solucionaba lavándose la cabeza con
vinagre caliente, rezábamos para contagiarnos de gripa o sarampión de nuestro
mejor amigo para disfrutar de las «vacaciones».

No tuvimos PlayStation, no había 99 canales de televisión, pantallas planas,
sonido surround, mp3s, ipods, computadores e Internet, pero nos lo pasábamos de
lo lindo tirándonos globos con agua, o jugando con los playmobil. Y nunca
escuchamos sobre el calentamiento global.

Ligábamos jugando a la botella o a «verdad o castigo», no en un chat POR
FAVOR!!!! No era necesario tener fotoblog o hi, para saber si existíamos,
bastaba con chiflar la tonada de la pandilla o gritar como Tarzán para que toda
la cuadra saliera de sus casas, ni nos catalogábamos como otakus, emos, etc.
Éramos el apio, la ojona, la chimuela, la pecosa, o cosas asi, pero todos
pertenecíamos al mismo grupo.

Éramos responsables de nuestras acciones y acarreábamos con las consecuencias,
no había nadie para resolver eso. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y
responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.

¡Felicidades!

Pasa esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, recordemos lo
bueno de la vida. Lo fácil que es ser felices, la grandeza de lo sencillo.

No necesitamos todas esas etiquetas, todas esas superficialidades, cosas,
celulares, ropa… recordemos cómo ser niños, pero sobre todo, cómo ser
libres!!!